Boletín 549

6 enero 2015

Informe sobre torturas de la CIA

  • Poderes europeos y torturas de la CIA
    Chris Marsden
  • La CIA realizó torturas en Bosnia y Herzegovina
    Daniel Palacios
  • El papel del 11 S en la justificación de la tortura y la guerra: La criminalización del aparato de Estado norteamericano.
    Michel Chossudovsky
  • El informe senatorial sobre la tortura confirma que al-Qaeda no está implicada en los atentados del 11 de Septiembre
    Thierry Meyssan

Poderes europeos y torturas de la CIA

Chris Marsden

Las innumerables redacciones del resumen ejecutivo de 525 páginas del informe del Comité de Inteligencia del Senado estadounidense sobre la tortura por la CIA no pueden ocultar la complicidad de las grandes potencias europeas en los horrendos crímenes perpetrados por el imperialismo norteamericano.

La semana pasada se reveló que Gran Bretaña había solicitado que su papel se eliminara del documento, en sí sólo un resumen de un informe todavía clasificado de 6.700 páginas. De hecho, todas las referencias a la participación de otros gobiernos en actos de brutalidad indescriptible fueron omitidas debido a la insistencia de la CIA y el gobierno de Obama.

De  hecho, la CIA solicitó que los nombres de los países que acogen a los campos de detención "o con los que la CIA negoció el alojamiento de sitios [de detención], así como la información directa o indirectamente  [sobre] la identificación de tales países, sean expurgados de la versión clasificada facilitada a los miembros del Senado del Comité de [Inteligencia] ."

Sin embargo, la cantidad de texto censurado en todo el documento indica cuan ampliamente  otros países están implicados, con Europa jugando un papel principal.

Los once países que operaban lo que eran efectivamente instalaciones de la CIA a distancia incluían a Siria y Libia, los cuales posteriormente fueron víctimas de las operaciones de cambio de régimen de los Estados Unidos. Pero la lista más pequeña de seis países con cárceles secretas (sitios negros) directamente controladas por la CIA incluían a Polonia, Lituania, Bosnia-Herzegovina y Rumania.

Esta última lista dice mucho acerca de las credenciales "democráticas" de los regímenes que surgieron de las "revoluciones democráticas" apoyadas por Occidente que derrocaron a los regímenes estalinistas en Europa del Este, y la guerra civil y desmembramiento de Yugoslavia atizados por los Estados Unidos y Alemania.

Los lugares de la CIA en el extranjero sólo se identifican por un código de colores, como el lugar de detención Negro, Azul, etc. Polonia, uno de los más importantes, era azul.

Se transportaba a la gente a estos sitios para ser torturados a través del programa de "entregas extraordinarias", que involucraba directamente a 54 gobiernos (una cuarta parte de los Estados del mundo, con más de 20 en Europa) en una vasta empresa criminal.

Parte del modo en que se aseguró esta colusión, con la participación de al menos 1.000 vuelos de la CIA, fue distribuyendo millones de dólares como dinero de sangre. "El cuartel general de la CIA anima a las estaciones de la CIA para redactar "listas de deseos "de asistencia financiera propuesta a [entidades de gobiernos extranjeros], y que no se corten al solicitar los términos de asistencia", señala el informe. Washington pagó a Lituania un millón de dólares para la creación del centro de detención Violeta.

Un papel central fue interpretado por el Reino Unido, Italia, Alemania, Portugal y España, incluyendo la entrega de sus propios ciudadanos y, en el caso del Reino Unido, la colusión directa en actos de tortura.

El gobierno socialdemócrata del canciller Gerhard Schröder fue implicado en la entrega de Khaled El-Masri, ciudadano alemán-libanés erróneamente en poder de la CIA.

Italia participó en el secuestro del clérigo Abu Omar de Milán en 2003, para ser torturado en su Egipto natal. Veintitrés miembros del personal de Estados Unidos (pero no italianos) fueron más tarde encontraron culpables y sentenciados a siete a nueve años en un juicio de tres años y medio de duración. Pero ninguno fue nunca puesto en prisión preventiva, y menos aún encarcelado.

El Reino Unido participó en los vuelos de entrega e interrogó sospechosos que sabía que habían sido torturados. Binyam Mohamed, ciudadano británico, fue torturado y luego enviado a la Bahía de Guantánamo. En 2010, el Tribunal de Apelación británico dio a conocer un fallo anterior en el que se decía que el MI5 era cómplice de la tortura de Mohamed.

Sami al-Saadi y Abdel Hakim Belhaj fueron secuestrados en Hong Kong en 2004, en una operación conjunta Reino Unido / Estados Unidos y enviados a ser torturados por la ex policía secreta libia. Hijos de Saadi, de 6, 9 y 11, y su esposa embarazada fueron secuestrados en Bangkok y prestados por la CIA. Belhaj dice que fue interrogado por agentes del MI6 en Trípoli.

Las demandas de una investigación de estos crímenes fueron bloqueadas en el Parlamento Europeo en 2007 y bloqueadas dondequiera que surgieron demandas en otros países.

Las potencias europeas han emitido sólo declaraciones pro-forma y para su propio beneficio acerca de los resultados del informe del Senado. La portavoz de la Unión Europea, Catherine Ray dijo que si bien el informe "plantea importantes cuestiones sobre la violación de los derechos humanos por parte de las autoridades de Estados Unidos y de las personas al servicio de las agencias", la UE afirma que "reconoce el compromiso del presidente Obama a usar su autoridad para asegurar que estos métodos nunca se utilicen de nuevo ".

Estas son mentiras desnudas, hechas por la elite política europea en el conocimiento de que Obama hizo todo lo que pudo para impedir que el informe viera la luz. Se emiten en medio de una contraofensiva en los EE.UU., de la CIA y altos funcionarios de la era Bush, que insisten en que la tortura estaba justificada. Y con el juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos Antonin Scalia que considera [la tortura]  acorde con la Constitución de Estados Unidos.

La experiencia atestigua que los poderes europeos, Canadá, Australia y el resto seguirán confabulándose con los EE.UU. en la comisión de cualquier crimen que considere adecuados para llevar a cabo, y van a comprometer su propia cuota siempre que sea necesario. Las torturas reveladas por el informe sobre torturas de la CIA no son simplemente los crímenes de un ex gobierno de Estados Unidos, o incluso de la CIA como institución. El documento señala un descenso a la criminalidad de las principales potencias del mundo.

Las verdaderas preocupaciones de los líderes estatales europeos con respecto a las conclusiones del informe son de dos tipos.

En primer lugar, está el destino personal de los individuos, como el del británico Tony Blair. Manfred Nowak, ex relator especial de la ONU que ayudó a redactar la Convención de Naciones Unidas de 1984 contra la Tortura, dijo a Bloomberg News que el informe podría originar  "una avalancha de litigios."

En segundo lugar, la élite política está preocupada de que incluso la limitada revelación de los crímenes perpetrados despertará resistencia a nivel nacional e internacional para futuras acciones depredadoras por las grandes potencias.

"Aquellos de nosotros que quieren ver un mundo más seguro y protegido, que quieren ver este extremismo derrotado, no tendremos éxito si perdemos nuestra autoridad moral", pontificó el primer ministro británico, David Cameron. "La defensa de los valores jurídicos y democráticos debe ser la base de nuestra lucha conjunta contra el terrorismo", dijo el gobierno de  la canciller Angela Merkel. "Sólo de esta manera podemos ganar credibilidad de nuestras acciones en esta lucha."

Esta retórica hueca e hipócrita no cuela. Los que durante largo tiempo se han ocultado detrás de la fachada de la "intervención humanitaria" y condenado cada estados elegido para un cambio de régimen por burlarse de las normas de la "civilización" y la "democracia" han quedado al descubierto.

Su recurso a la tortura no es una aberración, no más que la evisceración de las libertades democráticas llevada a cabo en todos los países en nombre de la "guerra contra el terror." emerge inexorablemente de la voluntad de las potencias imperialistas de subyugar el mundo y dividir sus recursos y mercados entre ellos. Su sistema debe ser derrocado y toda la banda criminal debe ser llevada a juicio por crímenes de guerra.

Fuente
Chris Marsden
Global Research, December 21, 2014
World Socialist Web Site 20 December 2014
http://www.globalresearch.ca/the-european-powers-and-cia-torture/5421165
Traducción: CIAR

La CIA realizó torturas en Bosnia y Herzegovina
Daniel Palacios

Las actividades de terrorismo de estado empleadas por los Estados Unidos en la era de la “lucha contra el terrorismo” que fueron recogidas en el informe publicado el pasado mes de diciembre reconoció como las torturas y detenciones de la CIA fueron aún más brutales de lo que se conocía. Dianne Feinstein, demócrata de California y presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, fue quien presentó el informe en el Senado. El mismo también revelaba la detención secreta en el extranjero y “el uso de técnicas de interrogación coercitivas -en algunos casos equivalentes a torturas”. Largas negociaciones llevaron a que los nombres de los países colaboradores no aparecieran citados en el informe, siendo sustituidos por colores. Sin embargo la mayoría de ellos ya han sido reconocidos, como es el caso de Bosnia y Herzegovina.


El informe desvelaba como la CIA tenía 119 detenidos, de los cuales al menos 39 fueron víctimas de torturas. Según fuentes de la Agencia Independiente de Noticias de los Balcanes al menos ocho personas de varias nacionalidades fueron detenidas en la base “Eagle” en Bosnia y Herzegovina, tres de ellos ciudadanos bosnios: Almin Harbas, Nihad Karsic y Sabahudin Fiuljanin. De religión musulmana Fiuljanin declaró a la revista islámica bosnia “Saff” describiendo sus torturas, detención arbitraria y acusando de ellas a agentes de la CIA y al ejército estadounidense. Karsic y Harbas por su parte fueron oficialmente detenidos por un error de identidad, sin embargo esto no les libró de las torturas y amenazas. De hecho, el propio informe presentado en el Senado reconocía como la información que se obtuvo fue en general inútil pese al uso de técnicas de tortura, como el ahogamiento simulado o privación de sueño así como amenazas de muerte a ellos o a sus hijos o familiares.
La base “Eagle” se encuentra en la ciudad Bosnia de Tuzla e incluye el aeropuerto de Dubrave. Aquí se encuentra el Ala Aérea Expedicionaria Nº 401 de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos y el aeropuerto ya fue utilizado durante la guerra de Bosnia como campo de refugiados para los huidos de Srebrenica en 1995. Sin embargo, y de forma paradigmática, también fue punto de entrega por parte de los estadounidenses de armamento para los bosnios musulmanes a través de vuelos secretos durante la guerra.

[Daniel Palacios (Belgrado), corresponsal en Europa del este y los Balcanes]

Fuente
http://arainfo.org/2015/01/la-cia-realizo-torturas-en-bosnia-y-herzegovina/

El papel del 11 S en la justificación de la tortura y la guerra: La criminalización del aparato de Estado norteamericano.

El Informe del Senado sobre torturas de la CIA es un encubrimiento.

Michel Chossudovsky

Las palabras “posibles acciones criminales” por parte de empleados de la CIA son usadas en el informe.
Los términos poco ético a inmoral son mencionados.  La criminalidad de aquellos que ordenaron estas acciones en los más altos niveles del gobierno, sin embargo, no son reconocidas.
Las acciones dirigidas contra presuntos yihaidistas se clasifican como ineficaces en el proceso de revelar información.
Lo que por supuesto no se reconoce es que los presuntos terroristas que fueron torturados fueron entrenados por la CIA.
Es conocido y está documentado que la red de Al Qaeda es una creación de la inteligencia estadounidense.
Los yihaidistas son “activos de inteligencia”
La tortura sirve para perpetuar la leyenda de que los malvados terroristas son reales y que las vidas de los americanos están bajo amenaza.
La tortura es presentada como un “daño colateral”. La tortura es una parte esencial en la guerra de la propaganda, que consiste en demonizar a los presuntos terroristas.
Y el informe del comité del senado finalmente defiende la legitimidad del aparato de inteligencia de EEUU, del gobierno estadounidense, su agenda militar y de inteligencia, y sus “guerras humanitarias” libradas en diferentes partes del mundo.


Campo de Guantanamo


El término “legalmente equivocada” se menciona pero el hecho de que estas acciones fueron “ilegales” y “criminales” es casualmente olvidado.
Según el senador Feinstein: “La CIA desempeña un papel increíblemente importante en la seguridad de la nación y tiene miles de empleados dedicados y talentosos”
Las acciones documentadas por el informe del senado sucedieron entre el 2001 y 2009, específicamente durante la administración Bush, solapándose con la presidencia de Obama.
Esto plantea inevitablemente la cuestión de la responsabilidad de la actual administración EEUU.
No hay evidencias de que estas prácticas fuesen abandonadas por Obama. De hecho todo lo contrario.
Y la “guerra global contra el terrorismo” prevalece con nuevas iniciativas sobre el tablero del pentágono.

El Papel del 11S

El 11S sirve como justificación para el programa de tortura de la misma forma que sirvió como justificación para emprender una guerra contra Afganistán e Iraq. Según el senador Feintein:

“Todos nosotros tenemos vivos recuerdos de aquel martes por la mañana cuando el terror golpeó Nueva York, Washington y Pennsylvania. No se equivoquen, el 11 de septiembre de 2001, la guerra le fue declarada a los EE.UU.
Los terroristas atacaron nuestro centro financiero. Golpearon nuestro centro militar. E intentaron atacar nuestro centro político y lo habrían hecho, pero había pasajeros valientes y valerosos que evitaron que derribaran el avión.
Aún recordamos vivamente la mezcla de indignación y profunda desesperación, y la tristeza  mientras lo veíamos desde Washington.
Humo elevándose desde el pentágono, El avión de pasajeros sobre un campo de Pennsylvania. El sonido de los cuerpos estrellándose contra los toldos en los pisos bajos cuando los inocentes saltaban desde el World Trade Center."

Enemigo numero 1: Osama bin Laden, supuesto cerebro de los ataques del 11S

El argumento tácito –que está contenido en el informe del Senado- es que América estaba siendo atacada.
Y estas malvadas personas sabían cosas (específicamente inteligencia) que amenazaban nuestra seguridad. Fueron arrestados por la CIA. Y la CIA tenía un mandato de “ir a por los terroristas”
Sin embargo todos sabemos ahora que la narrativa oficial del 11S es una invención. La historia oficial del 11S es que Osama bin Laden estaba detrás de los atentados del 11S. No olvidemos que bin Laden fue hospitalizado en un hospital militar de Pakistán en Rawalpindi el 9 de Septiembre de 2001.
El 11S fue utilizado como pretexto, un “causus belli” para acometer una guerra ilegal contra Afganistán. Lo que estamos tratando es la criminalización del aparato de Estado de Estados Unidos.
Los yihaidistas no estaban tras los atentados del 11S. Las evidencias apuntan a una conspiración en los más altos niveles del gobierno EEUU, incluyendo la participación del aparato de inteligencia.
Debemos “aprender de nuestros errores” decía el senador Feinstein.
Estas decisiones fueron, desde un punto de vista administrativo, “equivocadas”, según el comité del Senado. Todo fue una “gran equivocación” según el informe del senado.
Las evidencias contenidas en el informe, sin embargo, apuntan a actos delictivos en los más altos niveles del gobierno. Aún así,  las declaraciones políticas subyacentes al informe así como la cobertura mediática constituyen un encubrimiento.
El 11 de Septiembre de 2001, los ataques dieron luz verde para acometer una “Guerra global contra el terrorismo”. Mientras que el informe habla de la brutalidad de la CIA, no cuestiona la legitimidad de la “Guerra global contra el terrorismo”. Todas las torturas fueron por una buena causa.

La verdad es que la CIA es una entidad criminal dentro del aparato de Estado de Estados Unidos.
Nadie debe ser considerado responsable. El informe es, en esencia, un encubrimiento político. En esencia lo que el informe dice es:

Somos gente limpia y moral, fue  un error administrativo torturar a los terroristas. Pero bajo las circunstancias, con nuestra nación bajo ataque, es comprensible que actuásemos de esa manera.  Aprendamos de nuestros errores. Nunca volverá a suceder. (paráfrasis)
"Pero la historia nos juzgará por nuestro compromiso con una sociedad justa de derecho y la voluntad de hacer frente a una fea verdad y decir 'nunca más'".

¿Nunca más? La fea verdad que subyace en la "Guerra Global contra el Terrorismo" no se ha reconocido.
El hecho de que la tortura se ha aplicado sistemáticamente desde el establecimiento de la CIA bajo la presidencia de Truman, ampliamente aplicada en América Latina, África y el sudeste de Asia, se desestimó casualmente.
El presidente Bush no está solo. Lo que hizo fue poner en práctica una política que ya estaba firmemente arraigada en la comunidad de inteligencia. Echarle la culpa a Bush es un chivo expiatorio, evita tener que abrir una lata de gusanos.
Cada una de las administraciones desde el final de la Segunda Guerra Mundial ha aprobado las prácticas de tortura.
Lo que distingue a las administraciones de Bush y Obama en relación con el récord histórico de crímenes y atrocidades patrocinados, es que los campos de concentración, los asesinatos selectivos y cámaras de tortura son conocidos por el público y se consideran abiertamente como formas legítimas de intervención que apoyan "la guerra global contra el terrorismo "y contribuyen a la difusión de la democracia occidental.

La criminalización de la Justicia: ¿Los arquitectos de la Tortura serán acusado de crímenes contra la humanidad?

El sistema legal de hoy en América tiene todas las características esenciales de un orden inquisitorial, que apoya la tortura y proporciona una luz verde a las atrocidades de la CIA.
El informe del Senado finalmente defiende  las  "directrices" definidas por el Departamento de Justicia que se adoptaron como consecuencia inmediata del 11S. La tortura está permitida "bajo ciertas circunstancias", según una “opinión legal” del Departamento de Justicia, "opinión legal" que había sido solicitada por la CIA en agosto de 2002:

"Si un empleado del gobierno torturarse a un sospechoso en cautiverio lo estaría haciendo a fin de prevenir nuevos ataques contra los Estados Unidos por la red terrorista Al Qaeda " dijo la nota, de la oficina del asesor legal del Departamento de Justicia, escrito en respuesta a una petición de la CIA para la orientación legal.
Añadió que los argumentos que se centran en la "necesidad y la legítima defensa podrían proporcionar justificaciones que eliminarían cualquier responsabilidad penal" más adelante. (Véase Washington Post, 7 de junio de 2004)

Lo que el anterior informe del Departamento de Justicia confirma es que la CIA había recibido luz verde para torturar a presuntos "yihaidistas" en la medida en que contribuyese a prevenir nuevos ataques de Al Qaeda dirigidos contra los EE.UU.. De ello se desprende que los "métodos de interrogatorio" que limitan con la tortura no implican una violación inconstitucional de acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos:

"Incluso si un método de interrogatorio pudiera cruzar sin duda la línea trazada en Sección y aplicación del límite no se considera como una violación inconstitucional de la autoridad del Presidente Comandante en Jefe, creemos que en las circunstancias actuales [la guerra contra el terrorismo] ciertas defensas de justificación podrían estar disponibles y podrían potencialmente eliminar la responsabilidad penal "(pdf completo memorando del Departamento de Justicia de 1 de agosto de 2002:". El Departamento de Justicia. La nota dice que la tortura “puede estar justificada "Washington post, 13 de junio 2004.

Captura de pantalla de la primera página de la nota original, ( ver más pulsar aquí )

Según el Washington Post,

"El documento fue escrito a petición de la CIA. La CIA quería autoridad para llevar a cabo los interrogatorios más agresivos que se permitían antes de los ataques terroristas del  11 de septiembre de 2001. Los interrogatorios eran de supuestos miembros de Al Qaeda a quien la CIA había aprehendido fuera de los Estados Unidos. La CIA pidió a la Casa Blanca asesoramiento legal. La Casa Blanca pidió a la Oficina de Asesoría Legal del Departamento de Justicia su opinión legal sobre las normas de conducta en virtud de la Convención contra la tortura y otros tratos o penas, crueles, inhumanos o degradantes "(WP, 13 de junio de 2004)
Una opinión legal es una interpretación de la ley. No puede en ningún caso considerar que proporcione "autoridad legal".

En otras palabras, una opinión jurídica de la Oficina del Departamento de Justicia de Asesoría Legal para Alberto R. Gonzales, quien fue asesor del presidente Bush no implica que las acciones de la CIA sean legales. El departamento de Justicia no puede anular la ley  dando "carta blanca" a la opinión legal de la CIA. Lo que este dictamen jurídico implica -cuando se utiliza para desviar la ley- es la criminalización de facto de la Justicia. La Casa Blanca dio instrucciones al Departamento de Justicia para instruir a Alberto R. González

Bajo un sistema judicial criminalizado, los "inquisidores" en los altos cargos no pueden ser inculpados ni procesados. En una ironía retorcida, cualquiera que duda de la legitimidad de la inquisición estadounidense (es decir, el 11S y la "Guerra Global contra el Terrorismo") es un teórico de la conspiración, hereje o un cómplice de los terroristas, que puede ser acusado de cargos criminales.

 

Fuente
Michel Chossudovsky
Global Research, 11 de diciembre 2014

http://www.globalresearch.ca/the-role-of-911-in-justifying-torture-and-war-the-criminalization-of-the-us-state-apparatus-senate-report-on-cia-torture-is-a-whitewash/5419222

El informe senatorial sobre la tortura confirma que al-Qaeda no está implicada en los atentados del 11 de Septiembre

Thierry Meyssan

Los fragmentos del informe de la Comisión senatorial estadounidense sobre el programa secreto de torturas de la CIA revelan los contornos de una organización criminal de gran envergadura. Después de leer cuidadosamente las 525 páginas de ese informe, Thierry Meyssan encuentra en ese documento estadounidense la prueba de lo que él ha venido proclamando desde hace años.
Red Voltaire | Damasco (Siria) | 15 de diciembre de 2014

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El 9 de diciembre de 2014, Dianne Feinstein, presidenta de la Comisión del Senado estadounidense a cargo de los servicios de inteligencia, hizo público un fragmento de su informe clasificado sobre el programa secreto de torturas de la CIA [1].

Presentación del informe
El fragmento desclasificado sólo representa una doceava parte del informe inicial.
El informe en sí no trata sobre el vasto sistema de secuestros y encarcelamientos arbitrarios que la US Navy instauró bajo los mandatos del presidente George W Bush Jr., programa que dio lugar a los secuestros de más de 80 000 personas en todo el mundo y al encierro de esos secuestrados en 17 barcos estacionados en aguas internacionales (se trata de los navíos: USS Bataan, USS Peleliu, USS Ashland, USNS Stockham, USNS Watson, USNS Watkins, USNS Sister, USNS Charlton, USNS Pomeroy, USNS Red Cloud, USNS Soderman, USNS Dahl, MV PFC William B Baugh, MV Alex Bonnyman, MV Franklin J Phillips, MV Louis J Huage Jr., MV James Anderson Jr.). El texto se limita al estudio de 119 casos de personas utilizadas como conejillos de Indias en la realización de experimentos sicológicos en [la base naval estadounidense de] Guantánamo y en unas 50 cárceles secretas, desde el año 2002 y hasta finales de 2009, o sea un año después de la elección del actual presidente Barack Obama.
Los fragmentos del informe no indican bajo qué criterios fueron seleccionados esos cobayas humanos. Se limitan a indicar que cada prisionero denunciaba al siguiente y también indican que esas confesiones no les fueron arrancadas sino inculcadas. En otras palabras, lo que hizo la CIA fue justificar sus propias decisiones fabricando denuncias que las confirmaban a posteriori.
En el informe inicial, los nombres de los agentes y de los contratistas de la CIA implicados fueron reemplazados por seudónimos. Además, los fragmentos desclasificados han sido ampliamente censurados, fundamentalmente para borrar los nombres de los cómplices extranjeros de la CIA.

El contenido del informe

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He leído detenidamente las 525 páginas de fragmentos provenientes del informe. A pesar de ello, estoy aún lejos de haber sacado de esos fragmentos toda la información que puede obtenerse de ellos ya que habrá que realizar numerosas investigaciones para poder interpretar los párrafos mutilados por la censura.
Las sesiones de condicionamiento se realizaban en unas 50 cárceles secretas bajo la responsabilidad de «Alec Station», la unidad de la CIA a cargo de la búsqueda de Osama Ben Laden. Las infraestructuras, el personal y los transportes funcionaban bajo la responsabilidad del «Grupo de Capitulación y Detención» de la CIA. Las sesiones se concebían y realizaban bajo la supervisión de 2 sicólogos contratados que incluso crearon una firma en 2005. Las autorizaciones para la aplicación de las técnicas de condicionamiento se concedían desde el más alto nivel, sin especificar que el objetivo de esas torturas no era arrancar información a las víctimas sino condicionarlas.
El vicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney; la consejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice; el secretario de Justicia John Ashcroft; el secretario de Defensa Donald Rumsfeld; el secretario de Estado Colin Powell y el director de la CIA George Tenet participaron en reuniones sobre ese tema realizadas en la Casa Blanca. Asistieron a simulaciones en la Casa Blanca y visionaron grabaciones de video de varias sesiones, grabaciones que posteriormente fueron destruidas ilegalmente. Es evidente que el objetivo de aquellas reuniones era implicar a esas personalidades, pero no resulta posible determinar cuáles de ellas sabían para qué se utilizaban esas técnicas.
Sin embargo, en junio de 2007, el contratista de la CIA que supervisaba aquellos experimentos explicó personalmente a Condoleezza Rice en qué consistían. La consejera de Seguridad Nacional autorizó la continuación de los experimentos, limitándose a reducir la cantidad de torturas autorizadas.
Los fragmentos publicados del informe contienen un análisis detallado de cómo la CIA mintió a las demás ramas de la administración Bush, a los medios de prensa y al Congreso.


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James Mitchell y Bruce Jensen, supervisores del programa de condicionamiento de la CIA. En 2012 Mitchell fue designado obispo mormón pero tuvo que dimitir cuando la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días descubrió a qué se dedicaba.

Los experimentos del profesor Martin Seligman
Los fragmentos del informe que se han dado a conocer confirman que la CIA realizó experimentos basados en los trabajos del profesor Martin Seligman (teoría de «la impotencia aprendida»). El objetivo de los experimentos no era obtener confesiones ni información sino inculcar a los torturados un discurso o un comportamiento.
La mayoría de las citaciones que la prensa ha publicado tienden a confundir al público. En efecto, la CIA se refiere a los «métodos de condicionamiento» llamándolos «métodos de interrogatorio no estándares» (non-standard means of interrogation). Sacada de su contexto, esa denominación hace pensar que el término «interrogatorio» designa la búsqueda de información cuando en realidad designa el condicionamiento de las víctimas.
Todos los nombres de los torturadores fueron censurados en la parte desclasificada del informe. A pesar de ello, es evidente que bajo el seudónimo de “Grayson Swigert” se esconde Bruce Jessen mientras que James Mitchell aparece en el informe como “Hammond Dunbar”.
Bruce Jessen y James Mitchell supervisaron el programa desde el 12 de abril de 2002. Estaban físicamente presentes en las cárceles secretas. En 2005, formaron juntos una firma comercial, Mitchell, Jessen & Associates, designada en el informe como “Company Y”. Desde el año 2005 y hasta 2010, esa firma recibió pagos ascendentes a 81 millones de dólares. Posteriormente, el US Army [las fuerzas terrestres de Estados Unidos]  los empleó para que dirigieran un programa sobre el comportamiento aplicado a 1,1 millones de soldados estadounidenses.
En mayo de 2003, un «senior officer» de la CIA recurrió al inspector general de la agencia señalando que los trabajos del profesor Seligman se basaban en las torturas que se aplicaban en Vietnam del Norte para obtener «confesiones con fines propagandísticos». Aquel oficial cuestionaba el programa de condicionamiento. Pero su denuncia no tuvo consecuencias. En todo, la denuncia contenía un pequeño error: se refería a Vietnam del Norte. Los trabajos de Seligman, al igual que las prácticas de los norvietnamitas, se basaban en trabajos coreanos.

Cómo se protegieron los torturadores
Según la Comisión senatorial, el programa de tortura de la CIA respondía a una orden del presidente George W. Bush emitida el 17 de septiembre de 2001, o sea 6 días después de los atentados contra los Torres Gemelas y el Pentágono. Tenía como único objetivo proporcionar medios extraordinarios para la investigación sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001. Pero ese programa se desarrolló de inmediato en violación de varias instrucciones del presidente. Por consiguiente, a partir de la realización de los atentados, la CIA, a espaldas de la Casa Blanca, se esforzó por fabricar falsos testimonios que “demostrarían” la culpabilidad de al-Qaeda.
El presidente George W. Bush y los miembros del Congreso fueron engañados por la CIA que

El 6 de septiembre de 2006, cuando el presidente Bush reconoció la existencia del programa secreto de torturas de la CIA, defendió esa práctica argumentando que había permitido la obtención de información que sirvió para salvar vidas. Bush se basaba en los informes plagados de falsedades proporcionados por la CIA e ignoraba que, en vez de buscar pruebas, la agencia se dedicaba a fabricarlas. A partir de entonces, la prensa atlantista se hundió en la barbarie y comenzó a debatir sobre la justificación de la tortura presentándola como algo malo que permitía lograr algo bueno.
Los torturadores tuvieron la precaución de dotarse de una cobertura jurídica. Para ello pidieron que el Departamento de Justicia los utilizara a torturar. Pero el Departamento de Justicia se pronunció únicamente sobre la legalidad de los métodos utilizados (aislamiento, encierro en una caja de pequeñas dimensiones, simulacros de enterramientos, uso de insectos, etc.) en vez de pronunciarse sobre el programa en su conjunto. La mayoría de los juristas autorizaban solamente algunas posturas en particular, pasando por alto las consecuencias síquicas que podían acarrear cuando se combinaban unas con otras. En agosto de 2002 ya se habían obtenido todas las autorizaciones.
Los dirigentes de la CIA que autorizaron esos experimentos especificaron por escrito que había que incinerar los cadáveres si las personas utilizadas como cobayas morían durante el proceso de condicionamiento y que a los sobrevivientes había que mantenerlos encerrados por el resto de sus días.

Confesiones fabricadas

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Para que se entienda bien, la Comisión senatorial no dice que las confesiones de los detenidos de la CIA son legalmente incorrectas por haber sido obtenidas bajo la tortura. Lo que expone es que la CIA no interrogó a esos detenidos sino que los condicionó para que declararan sobre situaciones y actos con los que no tenían nada que ver. La Comisión precisa que los agentes de la CIA ni siquiera trataron de informarse sobre lo que los detenidos ya habían declarado o confesado a las autoridades que los habían arrestado. En otras palabras, no sólo la CIA no trató de saber si al-Qaeda estaba implicada o no en los atentados del 11 de septiembre sino que su acción tuvo como único objetivo fabricar testimonios falsos para demostrar falsamente una supuesta implicación de al-Qaeda en los atentados del 11 de septiembre.
La Comisión senatorial no discute si las confesiones de los cobayas humanos les fueron arrancadas o si les fueron inculcadas. Pero, después de explicar que los supervisores no eran expertos en interrogatorios sino en condicionamiento, detalla ampliamente el hecho que ninguna de esas «confesiones» permitió anticipar nada. Demuestra que la CIA mintió al afirmar que habían permitido impedir otros atentados. La Comisión no escribe que la información sobre al Qaeda proveniente de aquellas confesiones son fabricadas pero señala que todo lo que se podía verificar era falso. De esa manera, la Comisión desmiente explícitamente los argumentos utilizados para justificar la tortura y anula implícitamente los testimonios utilizados para vincular al-Qaeda con los atentados del 11 de septiembre.
Ese informe confirma, de manera oficial, varias informaciones que nosotros ya habíamos presentado a nuestros lectores y que contradicen e invalidan los trabajos de los tanques pensantes atlantistas, de las universidades y de la prensa desde el 11 de septiembre, tanto en lo tocante a los atentados de 2001 como en lo que concierne a al-Qaeda.
Como resultado de la publicación de los fragmentos del informe queda demostrado que todos los testimonios citados en el informe de la Comisión Presidencial Investigadora sobre el 11 de Septiembre que vinculan a al-Qaeda con esos atentados son falsos. Ya no existe en este momento el menor indicio que permita atribuir esos atentados a al-Qaeda: no existe ninguna prueba de que las 19 personas acusadas como secuestradores aéreos estuviesen aquel día en ninguno de los 4 aviones y tampoco es cierto ninguno de los testimonios de ex miembros de al-Qaeda que se atribuyen la autoría de los atentados [2].


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Martin Seligman concibió el programa de condicionamiento de la CIA

El informe confirma lo que ya revelamos en 2009
En octubre de 2009 publiqué un estudio sobre ese tema en la revista rusa Odnako [3]. Afirmaba en ese trabajo que Guantánamo no era un centro de interrogatorio sino de condicionamiento. También cuestionaba personalmente al profesor Seligman. Un año más tarde, luego de la publicación de la traducción de aquel artículo al inglés, sicólogos estadounidenses hicieron campaña exigiendo que Martin Seligman diese explicaciones sobre el asunto. La respuesta de Seligman consistió únicamente en negar su papel como torturador y emprender una acción legal simultánea contra mí y contra la Red Voltaire tanto en Francia como en Líbano, país donde yo residía en aquel momento. Pero finalmente, el profesor Seligman ordenó a sus abogados suspender toda acción legal cuando publicamos una de sus cartas acompañada de una explicación de texto [4]. Martin Seligman emprendió igualmente acciones legales contra todos los que abordaron el tema, como Bryant Weich del Hunffington Post [5].


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John O. Brennan fue director adjunto de la CIA desde el año 2001 hasta el 2005 y director del Centro Nacional Antiterrorista. Brennan fue el principal artífice del programa secreto de fabricación de confesiones bajo la tortura. En 2009 se convirtió en consejero del presidente Obama para los temas vinculados a la Seguridad de la Patria (Homeland Security). El propio Obama lo nombró director de la CIA en 2013.

En este momento
En lo que constituye una muestra de valentía, la senadora Diane Feinsein ha logrado publicar parte de su informe, a pesar de la oposición del actual director de la CIA, John Brennan, quien estuvo a cargo de ese programa de tortura.
El presidente Barack Obama ha anunciado que no emprenderá acciones legales contra ninguno de los responsables de esos crímenes, mientras que los defensores de los derechos humanos luchan por poner a los torturadores en el banquillo de los acusados, que es lo mínimo que debería hacerse.
Pero no son esas las preguntas realmente importantes: ¿Por qué cometió la CIA esos crímenes? ¿Por qué inventó la CIA confesiones destinadas a vincular artificialmente a al-Qaeda con los atentados del 11 de septiembre? Y, por lo tanto, si al-Qaeda no tiene nada que ver con los atentados del 11 de septiembre, ¿a quién quiso proteger la CIA?
Y, para terminar, el programa de la CIA sólo contaba 119 cobayas humanos. ¿Qué pasó entonces con los 80 000 prisioneros de las cárceles secretas de la US Navy?

Notas
[1] “Study of the CIA’s Detention and Interrogation Program - Foreword, Findings and Conclusions, and Executive Summary”, US Senate Select Committee on Intelligence, 9 de diciembre de 2014.
[2] La Gran impostura, por Thierry Meyssan, La Esfera (España) / La Terrible impostura, por Thierry Meyssan, El Ateneo (America latina).
[3] «El secreto de Guantánamo», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 6 de noviembre de 2009.
[4] «Carta de Martin Seligman», por Martin Seligman, Red Voltaire, 21 de junio de 2010.
[5] “Fort Hood: A Harbinger of Things to Come?”, Bryant Welch, Hunffington Post, 18 de marzo de 2010. Y la respuesta: “A Response to Bryant Welch”, Martin Seligman.

 

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